Fue erigida en 1979. Desmembrada de la Arquidiócesis de
Tlalnepantla. Cuenta con más de 200 parroquias y alrededor de casi 300 Sacerdotes,
entre diocesanos y religiosos. Su primer Obispo fue Monseñor Manuel Samaniego Barriga, quien en 1968 fue promovido al episcopado por el
entonces Obispo de Saltillo Luis Guizar Barragan (pariente de Marcial Maciel y
de San Rafael Guizar) como su Obispo auxiliar en Saltillo. Dos años después fue
promovido a la sede de Ciudad Altamirano
donde fue su segundo Obispo. Y en 1979 fue nombrado como el primer Obispo de
Cuautitlán. Este Obispo fue quien sentó
las bases de la pastoral de esta
floreciente iglesia particular que vino a desmantelar el actual obispo.
La situación que impera en esta diócesis mexicana cobijada
por uno de los protegidos del Cardenal Norberto Rivera es caótica.
El actual Obispo se llama Guillermo Rodrigo Teodoro Ortiz
Mondragon, promovido en el año 2000 al episcopado mexicano por el Cardenal
Rivera como su Obispo auxiliar en la Ciudad de México, cargo que ocupó hasta
2005, para ser promovido después a la diócesis
de Cuautitlán como su segundo Obispo.
Parece que Ortiz Mondragon no le interesa el cuidado
pastoral ni de sus fieles ni de su presbiterio a quien a varios trata con la punta del pie, se
caracteriza por ser elitista, convenenciero, prepotente, dinerero y protector
de quienes se han convertido en Sacerdotes
de muy mala reputación en esta pujante diócesis
del Estado de México. Y parece que a sus pupilos han aprendido de su maestro,
ya que a quienes protege asi actúan, tal
palo tal astilla.
Si no fuera por el trabajo
desinteresado de muchos Sacerdotes
y laicos muchas iglesias particulares en México (como esta) ya se hubieran
desmantelado.
El trabajo es mucho, bien le caerían al Obispo dos
auxiliares, pero su egoísmo no se lo permite, el autoritarismo que le
caracteriza ha ocasionado que la diócesis
se divida.
La problemática de Cuautitlán es similar a la de muchas diócesis
mexicanas, sacerdotes homosexuales, con concubinas, con hijos dedicados más al
trabajo material que al espiritual de las almas, y esto el Obispo lo permite.
Dentro de los
protegidos del Obispo hay dos
Sacerdotes, tratados por el resto del presbiterio con pinzas y delicadeza,
porque ellos actúan como ojos y oídos de Ortiz, así que no conviene en meterse en problemas. Uno se llama Marco Antonio Rodríguez Barrera quien
anteriormente estaba en la Parroquia de San Judas y ahora está en el Santuario de la quinta aparición y el
segundo que el mismo Obispo lo protege y solapa es Adrián
Romero Garcilazo quien tiene un objetivo en su vida, y no es el de ser Santo ni
mucho menos la cura de almas, el Padre Adrián, quien por años ha permanecido en
la parroquia de Cristo Rey, quiere ser Obispo y así se lo ha manifestado en más
de alguna reunión con sus íntimos amigos. Y como para ser Obispo en México se
necesita de un padrino que te solape y proteja pues ya lo tiene y lo está
trabajando, porque contribuye en todo lo
que le pide, o sea se ha convertido en brazo derecho del Obispo Ortiz.
Ante la falta de tacto pastoral del Obispo
Cuautitlán se convierte en una bomba de tiempo, esperemos que Roma intervenga
pronto, aunque con Aguiar y Rivera como vecinos, dudamos que suceda pronto.