Venezuela: los Obispos cómplices de la situación del país, no han sabido ser profetas





El problema no es Maduro ni el supuesto mal gobierno que este esta haciendo. El problema es el interés de un poderoso grupo de poder que tiene  intereses en quedarse con los recursos naturales de  este país, pero que no ha podido con el gobierno venezolano.


Los Obispos venezolanos han sido cómplices durante años de la destrucción de este país. Se han quedado callados ante  las situaciones que se han ido dando. No han sido profetas. No han sabido ser buenos pastores ante un pueblo que se defiende del intervencionismo  de un grupo de poderosos que como leones rapaces buscan su petróleo y sus riquezas.

Los enemigos de Venezuela están utilizando la misma técnica que han utilizado con otras naciones en el mundo, “divide y vencerás”, mediante la división del pueblo con supuestos líderes sociales que casi se inmolan por defender la democracia de su país con el fin de tumbar al gobierno  e imponer a un títere que les dejara hacer lo que quieran con las riquezas de su país.

Mediante  la oposición y los embargos económicos los poderosos  tratan de presionar para que el  pueblo de a pie sufra. Mientras que los líderes opositores reciben millones  de dólares para fomentar una supuesta crisis interna para dar paso a una intervención internacional. Algunos Obispos  apoyan a estos líderes opositores siendo cómplices de la destrucción de país.

Venezuela tiene dos cardenales, uno elevado  por Benedicto XVI en el consistorio de 2006 Monseñor Jorge Urosa y otro  elevado por Francisco en 2016, el Arzobispo Baltazar Porras, gracias al segundo Bergoglio tiene información de primera mano de lo que sucede en Venezuela.

De cualquier forma Bergoglio conoce muy bien la realidad venezolana, ya que el Cardenal Argentino Leonardo Sandri, actual  prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales fue Nuncio de 1997 al año 2000 y el actual  Secretario de Estado del Vaticano  estuvo como Nuncio de 2009 al 2013 y conoce toda la realidad de ese país.

El problema de Venezuela no es su gobierno, es el interés de las transnacionales norteamericanas por su petróleo, algo parecido a Libia, Siria, Irak y Afganistán, pero en América, y los Obispos de la Iglesia (67 contando los prelados y a los  eméritos)  católica indirectamente están siendo cómplices de esta situación que se está presentando gracias a su silencio y a su pasividad. 

Urge un liderazgo nacionalista de los Obispos venezolanos para hacer frente común contra los  intervencionistas, Bergoglio solo espera esa iniciativa, solo no puede actuar, porque sería acusado de intervención.


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